Se durmió soñando que él también podía volar y por la mañana se despertó convencido de ello; apuró su taza de café y se encaramó a la barandilla del balcón; un segundo después, decepción, seguido por el miedo y finalmente libertad; decepción al descubrir que no podía volar; miedo por que sabía que la muerte le esperaba en aquella acera que cada vez estaba más cerca; finalmente libertad, por que ya no tendría que preocuparse de la hipoteca, ni de la orden de desahucio, libre; por fin libre.
Ojala nunca tuviésemos que buscar la libertad, de esa manera…
ResponderEliminarRealidad dura.
Un abrazo,Juanjo
Hola Juanjo. Me gusta como vas dejando las ideas y luego recapitulas enumerándolas y explicándolas. La última con mensaje, claro. Me gusta mucho esa estructura. La historia a pesar de ser dura, no sé el porqué, pero a mi me ha resultado tierna. Igual por la inocencia (no sabía que no podía volar) o igual por alegrarme de que el protagonista al final consiga lo que quiere. Enhorabuena. :)
ResponderEliminarY no sería peor el remedio que la enfermedad...no sé, pregunto.
ResponderEliminarMe gusta.
Saludos.
Que catastrofista que es la gente, no han pillado que era libre porque fue a caer sobre el director de su banco y el secretario judicial que venía a ejecutar la orden... je je.
ResponderEliminarMe gusto esa estructura enumerativa Juanjo, mucho (tal vez hubiera puesto ":" detrás del primer "libertad", pero ni caso que yo con los signos de puntuación aún estoy de prácticas, je je.
Un abrazo.
Estas olas libertatorias pueden producir un efecto contagioso muy peligroso. Pon algo así como "No apto para gente deprimida" por lo que pueda suceder. ;)
ResponderEliminarMe gusta tu micro y creo que algún día estarás en mi blog :)
Besos.
Juanjo.... ¿no enviaste nada con la frase de la conciencia? .... ¡venga a escribir con el "quizás mañana"! no desperdiciemos oportunidades!!! que podemos estar en la final mensual!!!
ResponderEliminarGRACIas amigo por todo tu apoyo. un besazo.